Amor tallado a pulso


 a D.E.I

Llevo un amor tallado en los huesos, tatuado en cada resquicio del alma.
Un hombre en la punta de los labios, un suspiro,
el que me dio el más furioso beso y el amor genuino,
el que mis pensamientos enarbola
es como el profeta hebreo que salvó a Susana.

Junto a el tenía un hogar sostenido por cinco pilares, 
de pronto un vendaval me despojó de mi Itaca
¿De dónde salieron estas turbias aguas,
que me sembraron  el llanto y me hicieron parir el dolor más férreo?

¡Maldita tormenta!
No me hagas tan desgraciada, prisionera de mis más dulces recuerdos,
habitante de una pesadilla inclemente y malsana
que llegó cuando me creía invencible,
acorazada de puro amor.

Ayer carnaval armónico, hoy epitafio y letanía
quiero resplandecer
cuando me vea en sus ojos
olvidar esta cáscara vacía y seguir.


                                                                                 por Gabriela Durán Arnaudes

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