La presencia del Destino en Edipo: ¿Ser víctima expiatoria?

“ Ni aun permaneciendo sentado frente al fuego
de su hogar puede el hombre escapar de su destino”
Esquilo.

La presencia del Destino en Edipo: ¿Ser víctima expiatoria?

Destino, una fuerza misteriosa impuesta por divinidades que actúa en el encadenamiento de los sucesos vivenciales causando acciones inevitables.
En Edipo Rey se observa una manifiesta actitud de inconformismo frente al destino, Edipo intenta rebelarse contra dicha fuerza, pero no consigue zafarse del camino que ha sido trazado para el. Tragedia y estigma lo marcaran como victima expiatoria de por vida.
Edipo siempre estuvo signado por el destino presagiado por los oráculos. Antes de su nacimiento el oráculo anuncia que este le dará muerte a su padre y se casará con su madre, por eso Layo –su padre- lo abandona en el monte Citerón. Le recogieron unos pastores y se lo entregaron a Polibio, rey de Corinto. Cuando llegó a mayor quiso desentrañar el misterio de su nacimiento, consultó el oráculo de Delfos quien le repitió aquella sentencia: “Matarás a tu padre y te casaras con tu madre”. Horrorizado, Edipo prometió no volver a Corinto, no matar a nadie y no casarse nunca. En el camino peleó con un hombre y en la lucha su contrincante resultó muerto, este no era otro más que su padre. Edipo sin saber que se había cumplido parte de su destino se marchó a Tebas, encontró al país devastado por la Esfinge. El rey Creón, ofreció la mano de su hija Yocasta a quien resolviera el enigma de la Esfiinge. Edipo descifró el enigma propuesto. La Esfinge desesperada se lanzó desde la acrópolis, entonces se cumple la segunda fase de lo presagiado por el oráculo y Edipo se casa con su madre.

Una ciudad enferma, abatida, contaminada y maldita por Zeus es el hogar de Edipo a causa de su destino. En la búsqueda constante, en la carrera continua por la pieza que falta en su rompecabezas de vida, Edipo, hace un ejercicio de posición y definición en fondo y forma de referencias del hombre consigo y su entorno social, busca constantemente las razones de cargar con tan grave responsabilidad. La ciudad necesita acabar con la peste a través de un sacrificio expiatorio, castigar a los culpables y expiar muerte por muerte. El desconocimiento del origen de tales acontecimientos llevan a caer en la estupidez de ausentenciarse, ya que el mismo dice: “Vereís en mi un aliado y un vengador de está tierra y del propio dios. Porque no es por amigos lejanos, sino por mí mismo, que arrojaré de aquí esta abominación (Sófocles p- 143).
Edipo es trágico por eso en el vemos su lado oscuro, su desmesura (hybris), su cólera, su orgullo y estupidez que originan la propia destrucción de su vida. Sin saber que el es el culpable de la muerte de Layo decreta que ese hombre se le prohíbe la vida en familia y toda la participación en culto común, condenando al asesino de Layo al destierro de la patria. Los dioses hacen su parte al hablar a través de los oráculos y de cierto modo decretan el destino de un hombre, pero los mismos personajes forjan peores condiciones para sus vidas. Edipo pudo actuar con sensatez y decidir que el culpable debía ser sometido a juicio o tomar otras medidas.

“ No hay algo fijo o absoluto, sino condicionado a que, entretanto, puedan llamar al destino, puesto que ellos (los dioses) ordenan una acción dada con estricto rigor a las consecuencias determinadas, sin eso no podría decidirse el primer paso” (Otto p-227)

La mente y el alma unidas como proceso y producto de concebir la realidad; ejercicio que por su particular forma de reflejar y re-elaborar la realidad posee la capacidad de recrear imágenes que descubren a partir del ejercicio individual de quien escribe un trasfondo pleno de contenido de relaciones sociales. El Destino en Edipo, lejos de constituirse en un ensimismamiento de un tipo de reflexión, es (y pretende) por el contrario, un acercamiento y conocimiento al orden interior del alma, a la realidad de las cosas, a la comprensión de lo que podemos comprender. Una vida que se desploma desde sus cimientos. Todo se vuelve móvil, inestable, irracional; el mundo no acepta las clasificaciones habituales ni las reflexiones que intentan organizarlo y delimitarlo para que resulte inteligible. Edipo, una expresión fiel y veraz de la experiencia humana que finalmente se compromete en el sentido de enfrentarse con las realidades de la existencia: condición humana, hombre frente al mundo y frente a los demás hombres. Se consuma el destino, la víctima se auto sentencia y acepta su castigo. En el caso de Edipo viene arrastrando una maldición ancestral que lo hace víctima dos veces. En conversación con Tiresias este le dice:

“ Acaso sabes de quienes procedes? Ignoras que eres odioso tanto de los muertos como de los vivos. Un doble látigo, la maldición de tu madre y de tu padre, acercándose con pie terrible, te arrojará un día de esta tierra, a ti, que ahora ves y después verás tinieblas” (Sófocles p-151)

Edipo cae en hybris no comprende el mensaje de Tiresias y lo expulsa. Edipo se aniquila a sí mismo con todas sus acciones posteriores, se convierte en victima gracias al destino y a su testarudez. Edipo penetra en las más oscuras y profundas raíces del existir humano, inspirándose en el fenómeno material y grotesco de la miseria, trasciende desde el espíritu de su comunidad histórico-social, al de la humanidad toda y se pierde, por último a nivel de connotaciones de carácter complejo e irregular. El dolor humano y el dolor metafísico, dolores que no conocen todavía la fuente de la que se alimentan; no juzga, solo los muestra y a través de ellos invita a la reflexión.

“ Oh, desgracia terrible de ver para los hombres! ¡Oh, lo más horroroso de todo cuanto me he encontrado! ¿Qué locura, infeliz, te atacó? ¿Qué dios saltó sobre ti, con salto mayor que los más largos, sobre tu triste destino? ¡ Ay, desdichado! (Coro en Sófocles p-177)

Observamos toda la gama problemática de la existencia del hombre, la desagracia del pobre, del hombre desheredado, del mundo repetido y cotidiano. La vida, repleta de discontinuidades que niegan cualquier absoluto, a lo que el hombre opone un acto violento para intentar aislarse. El caso de Edipo sacarse los ojos, para no ver todo aquello que hizo y lo que no debió hacer. Victima de los otros y víctima de sí mismo, a través de su desgracia expió los males de la ciudad y cumplió el designio de los dioses. Como dice René Girard:

“El sacrificio se presenta de dos maneras opuestas, bien sea como “cosa muy santa”, de la cual no se puede abstener sin negligencia grave; bien sea, por el contrario, como una especie de crimen que no podemos cometer sin exponernos a riesgos muy graves” (La violencia y lo sagrado p-7)

Edipo se sacrifica al cumplir la profecía de casarse con su madre y matar a su padre. Comete un asesinato y comete incesto, dos actos igualmente criminales que conllevan al acto sagrado de expiar a Tebas de una peste maldita. Los sucesos que acaecen en la vida de Edipo pueden considerarse como experiencias rituales violentas vistas desde distintas perspectivas.Edipo es victima expiatoria porque es el vehiculo para lograr espantar un miasma, porque en el yace “ lo sagrado auténticamente primitivo, es decir, lo doblemente sagrado que une lo maldito y lo bendito” (Girard, chivo expiatorio p-104). Ese designio domina sobre las propias pulsiones humanas, los acontecimientos cambian y se desplazan cada vez más al terreno de lo subjetivo, de eso que el humano no es capaz de concebir. Edipo provisto de una concentración personal de los valores religiosos de rasgo individualista y heterodoxo le ha provocado su condenación, una culpa perpetua que ni en la muerte consiguen salvación, que le permiten desembocar en una concepción trascendental del yo con su religiosidad diluida que se confunde entre el sentimiento y el inconsciente, materias comunes de los hombres, concebidos como elementos primordiales. Es esa religiosidad difusa la que explica el uso de los símbolos tradicionales con un nuevos sentido.

“La culpabilidad divina sin rebatirla sobre la comunidad y sobre todo sin revelar lo irrevelable por excelencia, el mecanismo del chivo expiatorio. Aparecen victimas culpables de acciones que no son intrínsecamente malas, pero que, debido a circunstancias especiales de las que estas víctimas no están informadas, provocan tales consecuencias que se justifica la violencia colectiva. A decir verdad, se trata en tal caso de una variante del crimen sin intención criminal” (Girard , Chivo expiatorio p-111)

Edipo es el blanco más fácil, el ser en el cual convergen todas las culpas de manera accidental o motivada por los dioses. Edipo es la víctima expiatoria, que busca verdad y felicidad absolutas, sin tocar su interioridad abstracta y se opone al mundo exterior y lo rechaza en lugar de observarlo y penetrarlo. En esas determinaciones de la realidad, innumerables cortezas que el espíritu utiliza y desecha en su carrera. En esas determinaciones son indispensables a la esencia para desplegarse y para conocerse, la vida del espíritu exige el movimiento, la limitación, el tiempo, en vaivenes infinitos donde ella misma se recupera.


Bibliografía
Bergeret, Jean. La violencia fundamental El inagotable Edipo. México: Fondo de Cultura económica, 1990.
Girard, René. El chivo expiatorio. Barcelona: Editorial Anagrama, 1986.
Girard, René. La violencia y lo sagrado. Caracas: Ediciones de la biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1972.
Otto, Walter. “El destino” en Los dioses de Grecia. Buenos Aires: EDUBA, 1973.
Sófocles. “Edipo Rey” en Tragedias completas, Barcelona: RBA editores, 1992.

Comentarios

diurnalreign ha dicho que…
Gaby excelente, puedo sacarlo en ENcontrARTE?
Gabriela Durán Arnaudes ha dicho que…
Me agrada que te haya gustado. Claro, publicalo. Para mi será un gran honor.
diurnalreign ha dicho que…
http://literaturafree.blogspot.com/2009/07/michael-jackson-o-la-verdad-del-tio.html

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