Reseña de Latidos de Caracas

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Caracas, ciudad protagonista, contada por fragmentos, con latidos. Ciudad dicotómica: cosmopolita y cotidiana, vista desde distintos ángulos, vivida desde diferentes perspectivas. Urbe constantemente imaginada, interpretada, jamás repetida; imposible de contener en cuadros estadísticos o en libros de historia. Así, rítmica y caótica se muestra nuestra ciudad en Latidos de Caracas.

Gisela Kozak -narradora, ensayista y profesora de la escuela de Letras UCV- una de mis profesoras favoritas, es la autora de esta novela que nos presenta a Sarracena y Andrés, personajes imaginarios habitantes de paisajes existentes, quienes nos invitan a desmenuzar la ficción y la realidad, también a vivir con ellos el descabellado y hermoso sueño de enamorarse en Caracas. Los devenires metropolitanos de este amor son contados con una cadencia particular configurada a partir de la sutil ironía y madurez narrativa que caracterizan a la autora.

El título: Latidos de Caracas nos adelanta el cierto misterio de una ciudad vivida a pulso, que evidencia la hibridez de nuestra sociedad, la evolución de un espacio cambiante que radica entre lo sublime y lo decadente, donde coexisten diversas clases sociales, problemas y alegrías.

En Latidos de Caracas no es necesario recurrir a biografías o añejas figuras de próceres para recrear historias de vidas. Esta novela no pretende ser un relato historiográfico que analice la crisis de los años 90. Las dificultades de la sociedad de entonces, las vemos reflejadas en las vidas de Sarracena y a Andrés, los conocemos y re-conocemos por sus vivencias, por sus gustos, por los lugares que recorremos junto a ellos, por esa geografía urbana donde hemos vividos amores y despechos, por su amor "de ojo y oído", sin adjetivos, sin etiquetas; amor que no se mide con encuestas. Ella, arquitecta de 29 años, de clase media baja, con un sin fin de aspiraciones, famosa por su veteranía en las artes amatorias y por manejar la ironía a su antojo. El, un joven de 19 años de clase media alta, estudiante de Artes, con una pila de sueños adosados a la espalda y ganas, muchas ganas de aprender a amar a una mujer diez años mayor que el. Latidos de Caracas dibuja el amor tal y como es, con todos sus matices, con sus altibajos, con sus dudas, "amor de sentidos, de inmediatez, de juego y de cálculo", con toda la sublimidad y la ardorosa pasión de los encuentros prohibidos.

Las buenas referencias musicales, literarias, teatrales y cinematográficas son constantes, junto al vaivén del tráfico y el bamboleo de las camioneticas marcan el polifónico compás interno de la narración. La estructura discursiva de Latidos de Caracas me recordó el primer movimiento del Concierto para clarinete K 622 de Mozart, porque al igual que la novela tiene momentos de alta tensión, pasión, de choque y otros de total tranquilidad. Juego entre desaceleración e intensidad que nos mantiene pegados al libro hasta el final.

¿Cómo quedan Sarracena y Andrés?...juntos, casados con un par de hijos o solos dispuestos a vivir un amor de "ojo y oído, violento como un infarto masivo". Los invito a descubrirlo a través de la lectura de Latidos de Caracas.