Una tarde uruguaya vio irse a un poeta...

Justo ayer lei un poema suyo, justo ayer un amigo me envió un correo con uno de sus poemas y una foto. No eras de mis favoritos, pero, me detuve largo rato en los ojos brillantes que habitaban en esa fotografía, en aquel suplemento de lo real que afloró en mi diversidad de emociones. Vi esos ojos inquietos que vieron tanto, que vivieron tanto y que recorrieron las palabras con soltura y poesía.
Eran tus ojos Mario, los uruguayos, los latinoamericanos, los ojos del mundo... Esos que veían al costado del camino aquella poesía huerfana, esa poesía a la que le diste cobijo en ti, en tus manos, en tus poemas.
Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia. Será cierto ¿que los nombres son como mantras? y ¿que los nombres más sonoros pertenecen a los grandes hombres?. Esa es una hipótesis no probada, es mía.


A esa tarde uruguaya, no le recrimino tu partida...Mario, te fuiste pero fue tanto lo que dejaste que dificil será olvidarte. Tus cuarenta libros, tus mil reflexiones y tus incontables sonrisas. Esto es sólo una pausa, como tu mismo dijiste:

De vez en cuando hay que hacer
una pausa

contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana

examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

(Mario Benedetti 1920-2009)