Un constructo raro, producto de la escritura autómatica....

Una escritora, un ser humano que no sabe como continuar su libro, una mujer que no se halla que no puede hacer algo especial. Se pierde en Caracas, se oculta entre la multitud de sus calles y las camioneticas repletas. Soporta los empujones del metro para recorrer y recordar, sortea la basura y los locos, respira y trata de reencontrarse con lo bueno de esta ciudad.
Antes ella podía hilar enigmas, crear tramas, personajes prodigiosos y recrear mundos posibles, hasta llegó a vivir en muchos de ellos. Durante años mantuvo su coraza de optimismo, pero su entusiasmo se ha ido mitigado, su verdad alternativa está por derrumbarse, su otro mundo se desvanece porque de repente el mundo real se antepuso con todo el miedo, el fracaso y el desamor ante la la fragil felicidad que creía cierta. Le duele, no quiere que le estrujen el corazón y le engarroten el alma. Solo quiere ser feliz. Hace tanto tiempo que decidió no mendigar amor, un día decidió no suplicar por un momento, un día como muchos otros hizo promesas que nunca cumplió. Se hizo la valiente y siempre alegre cargó con su vacío en el pecho, quizo sentirse amada con la fuerza del corazón, con las vísceras, sin condiciónes pero no tuvo suerte.
Ya era demasiado tarde para arrepentimientos, ella sabía que desde siempre estuvo destinada a contar el amor, no a vivirlo. Esa escritora no pudo terminar su libro. El mundo ficcional se desmoronó y el amor que habitaba allí murió en la caída.